Medalla de oro para la excelencia industrial

Vilagarcía concede su mayor distinción a Fundiciones Rey, con una trayectoria de 75 años

 

La última y la mejor de las fundiciones nacidas al calor del despertar industrial de Vilagarcía recibió ayer la medalla de oro de la ciudad. Es la mayor distinción que concede la capital arousana, y un par de datos bastan para ilustrar los motivos de una decisión que la corporación municipal adoptó por unanimidad en diciembre. Cuando llegue el mes de agosto, Fundiciones Rey habrá cumplido 76 años. Una vigencia suficiente, por sí misma, para justificar este reconocimiento. Pero la empresa a la que se está incorporando una cuarta generación de la familia Rey representa bastante más que un logro temporal. En sus manos recoge un legado de dos siglos que la emparenta con la legendaria industria que el marqués de Sargadelos fundó en Cervo en 1806 y pronto se vinculó con Carril, donde Ramón Rey Goldar aprendió el oficio, trabajando para otra firma legendaria, la fábrica de Alemparte.

Hoy, 67 personas trabajan para el grupo arousano, que hace cuatro años sumó a su matriz de Rubiáns la planta de Rey Bronze Castings, en Cuntis, cuyo alcalde, el socialista Manuel Campos, también estuvo presente ayer en el salón noble de Ravella. Una empresa, en definitiva, volcada hacia el desarrollo y la internacionalización, que lleva el nombre de la capital arousana por una decena de países en todo el planeta, con un fuerte vínculo con Escandinavia y Europa central, y lazos con China, Brasil y Perú.

El regidor vilagarciano, Alberto Varela, ejerció como anfitrión y maestro de ceremonias en una sala abarrotada. Muy cerca, el gerente de la fundición, Luis Carlos Rey, su director comercial, Elías Cochón Rey, y el responsable de su departamento financiero, Andrés Rey, acompañaban a Luis Rey Bóveda, el único de los cuatro hijos del hombre que en 1944 fundó una modesta fundición de hierro en la calle San Roque que continúa entre nosotros. El alcalde citó a Cicerón, recordó la dureza de los tiempos en los que Fundiciones Rey echó a andar –«a súa muller, Carmen Bóveda, leváballe o almorzo dende Bamio a San Roque, e non ía en coche, senón a pé»- y animó a los presentes a recorrer las páginas del excelente libro en el que el historiador Benito Manuel Pena Bayón recogió la trayectoria de la compañía arousana con motivo de su 75 aniversario.

 

Varela concluyó su discurso con un compromiso que merece ser destacado: «Dentro das nosas posibilidades e competencias, para os vosos proxectos de expansión, sabedes que contados con nós. Do mesmo xeito que para o deseño da Vilagarcía do futuro nós queremos contar, e contamos, con vós». Ese porvenir pasa por el traslado de las instalaciones de Rubiáns, que se han quedado pequeñas, a la parcela que los Rey adquirieron en el polígono de O Pousadoiro. La operación le permitiría al grupo duplicar su capacidad de producción y multiplicar por dos su plantilla. La industria, al fin y al cabo, es el músculo del empleo.

El encargado de la réplica fue, por parte de los Rey, Elías Cochón, orgulloso de «75 años de entrega y lucha, de nuestra tierra brava y de las generaciones que crecieron creyendo en el futuro», apuntó el director comercial de la firma vilagarciana. La medalla de oro, dijo, se le concede a su familia, pero también a las de todos los trabajadores que han prestado sus servicios en la fundición desde 1944. «75 años llevando Vilagarcía por el mundo, posicionándola en la élite de nuestro sector, 75 años que dan para mucho, pero quedan muchos 75 años por delante», subrayó Elías, apuntando, también él, hacia el futuro. «Necesitamos el apoyo de quienes gestionan nuestra tierra para crecer juntos y alcanzar la grandeza que hace que los pueblos vivan en libertad». Fue un final en alto, emotivo, tras el que Alberto Varela hizo entrega de la medalla a Luis Rey Bóveda para que su hijo Luis Carlos rubricase su agradecimiento en el libro de honor del Concello. Los cuatro alcaldes y la alcaldesa que precedieron a Varela en democracia, empresarios como Ramiro Carregal o los Iglesias, concejales, amigos, compañeros y familiares les prestaron su aplauso. Ayer empezaban otros 75 años.